Dos poemas de Mark Strand


El guardián
La puesta del sol; el césped ardiendo.
El día perdido, la luz perdida.
¿Por qué amo lo que se va?

 Tú que te fuiste, que te ibas,
¿qué cuartos oscuros habitas?
Guardián de mi muerte,

guarda mi ausencia.  Estoy vivo.


La buena vida  
Te pones en la ventana.
Hay una nube de vidrio en forma de corazón.
Los suspiros del viento, huecos en tus palabras.
Eres el fantasma en el árbol de afuera.

La calle tranquila.
El clima, como mañana, como tu vida,
parcialmente aquí, otra parte en el aire.
No puedes hacer nada.

La buena vida no avisa.
Sobrevive temporadas de desesperación
Y se aparece, a pie, sin mostrar documentos, sin ofertas,
y estás ahí.

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