Shackleton o la esperanza

"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de oscuridad completa. Peligro constante. No es seguro volver con vida".

Pese a la brutal sinceridad de este anuncio de 1914, el irlandés Ernest Shackleton consiguió seleccionar a 28 expedicionarios que intentaron una gesta temeraria: cruzar a pie por primera vez la Antártida.

Embarcados en el mítico Endurance, quedaron atrapados entre bloques de hielo que acabaron por aplastar el barco. Ello les obligó a realizar un viaje épico en trineo atravesando el helado Mar de Weddell y, a continuación, en bote hasta la Isla Elefante.

Una vez allí, reconstruyeron uno de sus pequeños botes y Shackleton, acompañado de cinco hombres, navegó hasta la isla Georgia del Sur en busca de ayuda. Este viaje, realizado a finales del otoño Antártico (abril-mayo), no tiene, posiblemente, parangón en la historia de la navegación.

Tocaron tierra en la costa sur de la isla Georgia del Sur y atravesaron la cordillera de la isla -aun no cartografiada- hasta conseguir ayuda.

Finalmente, tras pasar más de 2 años a menos de 20 grados bajo cero, los 22 hombres que habían permanecido en la Isla Elefante fueron rescatados, después de varios intentos por las malas condiciones climatológicas, por un buque chileno.

Pese al fracaso de la expedición, el hecho de que toda la tripulación sobreviviera ha hecho que las decisiones de Shackleton sean consideradas desde entonces de forma unánime como un modelo de liderazgo en condiciones extremas.

NOTA. Dedicado a Dora y a todos aquellos que alguna vez se han embarcado con amor y pasión -y contra toda lógica- en aventuras improbables y peligrosas al servicio de cualquier buena causa.