Mi polla es la más grande


Desde hace algún tiempo nuestros políticos vienen adoptado curiosas formas de comportamiento social que, aunque delirantes, de puro habituales, han llegado a convertirse en casi invisibles. He aquí un pequeño catálogo.

1) Tu pregunta, que yo contesto lo que me da la gana.

Ayer mismo. Pregunta a Mariano Rajoy. ¿Qué opina usted de lo que está pasando en Valencia con el caso Gurtel? Respuesta: Creo que todos los valencianos están hoy de acuerdo en apoyar la candidatura de Madrid para los Juegos Olímpicos del 2012.

Cualquiera de nosotros está legitimado para no contestar a una pregunta. Pero un político, por la especial naturaleza de su trabajo, debería abstenerse de proferir sandeces. Para empezar, porque es éticamente reprobable y, también, porque aunque el político medio considere en lo más íntimo de su alma que todos los demás somos idiotas (algo que, por otra parte, no está del todo lejos de ser cierto) parece poco delicado revelarlo así sin vaselina ni nada.

2) Confundir el tocino con la velocidad.

Aquí el especialista total es Zapatero. Si se le pregunta que qué medidas está tomando el gobierno para salir de la crisis siempre responde con algo del tipo: la protección social de los más desfavorecidos es para el gobierno la primera prioridad.

¿Y que tal si intentáramos reducir el paro en vez de liarnos a dar prestaciones a todo trapo (mientras el cuerpo aguante, que ya no aguantará mucho)?

Convendría que alguien le explicara a este muchacho que de un capitan de barco se espera que lleve la nave a puerto, no que se limite a garantizar que habrá salvavidas cuando el barco se hunda. ¿Y si por una vez consiguiéramos eludir el naufragio, amigo Zapatero?

3) Democracia y justicia no son lo mismo.

Ayer Camps afirmaba, con esa forma suya de hablar tan... peculiar (aunque para rarito su mano derecha, el tal Costa) que desde que ha salido a la luz pública el caso Gurtel su partido había "arrasado democráticamente" en las elecciones europeas.

Dejando al margen las curiosas limitaciones cognitivas que parecen nublar el entendimiento de los valencianos, el hecho de que el Partido Popular goce de la fascinada predilección de muchos votantes no autoriza a sus dirigentes a entregarse en cuerpo y alma (intuyo que en cuerpo se entregan bastante, aunque prefiero no saber a qué) a actividades poco edificantes. La democracia es una forma de elegir gobierno. Pero es sólo eso y nada más: no legitima ni el asesinato ni el robo ni el cohecho con trajes de por medio.

4) Confundir el ser y el deber ser.

Zapatero (again). Subiremos los impuestos para que las rentas más altas contribuyan a la salida de la crisis.

Esta bien. Pero no es verdad. De hecho es una estupidez.

Las revoluciones liberales se hicieron para acabar con las exenciones y privilegios de los nobles e implantar el principio de igualdad en el sostenimiento de las cargas públicas. Sin embargo, la tortilla se ha dado la vuelta y ha aparecido una nueva aristocracia exenta de obligaciones fiscales: los perceptores de rentas más altas que, paradójicamente, apenas pagan tributos (salvo los impuestos indirectos).

En realidad no hay nada místico en el asunto. Además de mecanismos como las SICAV y otras virguerías financieras, los más ricos disponen de más información y esto les permite minimizar sus obligaciones con la hacienda pública: instalando un molino eólico o plantando en sus tierras cualquier porquería subvencionada por la UE, por ejemplo, con lo que además de reducir su factura fiscal, acaban cobrando subvenciones que, como es natural, pagamos todos los demás.

Todas las subidas de impuestos recaen sobre el españolito medio. Y cuanto más se sube el IRPF más todavía. Pero Zapatero no se ha enterado todavía. Bueno, ni de eso ni de nada de nada.

Comentarios

  1. Muy bueno, Alfredo, como de costumbre. ¿Te parece que cada vez se parecen más a Berlusconi, que las urnas les hacen estar por encima del bien y del mal, o soy yo que pienso raro?
    Un saludo.

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  2. Algo de eso hay, desde luego.

    Un saludo!!!

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  3. hola, he llegado hasta tu blog después de introducir nistal de la vega en google y ver tu publicación en los archivos (2004), por que también es el pueblo donde yo veraneaba. La casa de mi abuela aún sigue allí, de vez en cuando voy, pero desde la ventana de la cocina ya no se ven los campos de lúpulo por que, ahora, una carretera con rotondas incluidas atraviesa el pueblo que queda, también de mis recuerdos... un abrazo desde el nistal que disfrutamos!

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