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La Agencia Espacial Europea ha anunciado sus planes para construir un nuevo transbordador espacial que pondrá en órbita a varios gitanos que se encargarán de recoger la chatarra espacial que gira alrededor de nuestro planeta. Las casi 100 toneladas de desechos se componen en su totalidad de restos de cohetes y satélites en desuso. El desarrollo del proyecto costará alrededor de trescientos millones de dólares y, según la agencia, estará listo en dos o tres años.

Desde Rota, aprovechando la base que el ejército estadounidense mantiene en Cádiz, se está formando a los gitanos para que aprendan a conducir la nave, aunque éstos aseguran que no lo necesitan. “Tampoco tengo carné y conduzco desde los siete años. Lo de los cohetes viene a ser lo mismo”, declara José ‘el moños’ Heredia, uno de los futuros astronautas.

“Lo cierto es que parece que tengan una capacidad innata para conducir todo tipo de vehículos. Les pusimos a los mandos de diversos cazas y, sin ninguna experiencia previa, fueron capaces de pilotarlos perfectamente. Lo malo es que luego algunos regresaron en taxi. Al parecer, alguien les robó el avión. Cada vez que entrenan les roban algunas unidades, tienen muy mala suerte”, comenta Thierry Fareaud, director de la Agencia.

Aunque se suponía que la aeronave estaría lista para 2013, es probable que la puesta en marcha se retrase. “Tienen tantas ganas de empezar a trabajar en el espacio que ya ensayan aquí. Conforme los operarios van añadiendo placas de cobre al cohete, ellos van desmantelándolo. Eso nos obliga a empezar de cero casi cada día”, explica Fareaud. “De todas formas, estamos muy contentos con ellos y ellos con nosotros. Hasta nos han pedido que les dejemos la base para celebrar una pequeña boda familiar. Algo sencillo, dicen”.

Pese a los obstáculos, los responsables del programa están muy satisfechos con “El moños”, “El panocha” y “El Chirlas”, los futuros astronautas. “Están muy implicados, dicen que ellos mismos se ocuparán de la chatarra espacial que recojan, aunque no sabemos muy bien cómo piensan hacerla bajar ni tampoco para qué podrían utilizarla. También han aparecido diversas pintadas en el hangar donde se construye la nave con enigmáticas advertencias como ‘Aquí ya hay viguilante hermanos Heredia’ y otras cosas que no entendemos”.

Curiosamente, en los alrededores de Cádiz cada vez es mayor el número de ciudadanos que emplea cazas F-35 para ir a trabajar. “Me encontré a un gitano que me lo vendió por 150 euros. No me dijo que fuera robado ni nada, así que se lo compré. Todo legal. Si los militares dicen que es suyo tendrán que darme, al menos, los 150 euros que pagué por él”.

Pese a contar con un medio de transporte tan excepcional, muchos gaditanos siguen llegando tarde al trabajo.

Comentarios

  1. A los seis años un desafortunado encuentro con un camión hizo que compartiera habitación en un hospital, durante un mes, con una niña gitana que no paraba de saltar en la cama, a pesar de tener escayoladas las dos piernas.
    Pasaron los años y un cólico nefrítico me llevó de nuevo a compartir habitación con una señora gitana. Mercedes era madre de diez hijos y los días que pasé con ella en el hospital pude conocer su extensa familia, su cultura y el modo en que vivían. Me llamaron la atención muchas cosas, pero quedé impresionada cuando una de sus hijas me preguntó si yo cenaba todos los días y su asombro cuando le dije que sí, o la cara que ponía uno de sus hijos cuando me veía leer algún libro. Un día al salir de la ducha con el pelo mojado Mercedes me contó que ella sólo se lavaba el pelo en verano porque no tenían agua caliente en casa (era el mes de mayo), le dije que cuando quisiera yo le ayudaría a lavarse el pelo. Al día siguiente lavé y peiné su larga melena negra. No olvidaré lo feliz que se sintió después.
    Pasados los años tuve que trabajar unos días en una asociación gitana. De esos días también tengo recuerdos muy entrañables. El artículo de este blog me ha recordado la anécdota que me contó Alba, una de las chicas gitanas que trabajan allí, cuando fueron a dar un curso en un barrio con mayoría de población gitana, otro gitano les robó el portátil que llevaban.

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