Casi vacaciones
Siendo casi un niño me enamoré de Antonio Machado. Ahora, siendo casi un viejo, me he vuelto a enamorar de Karmelo Iribarren que, por azar o seguramente por eso que llaman las afinidades electivas, le rinde homenaje en este poema al maestro de todos.
Dentro de poco, si el ojo invisible de la pandemia no lo impide, regresaré a Castilla y disfrutaré -una vez más- de sus días azules y del sol de los largos veranos de mi infancia. Entre perezosas cigüeñas que se asoman a lo alto de un campanario, tabiques de adobe a punto de ser desahuciados por la ley de la gravedad, largas hileras de chopos que custodian los ríos de la vega de Benavente, alcores repletos de surcos y cerros calvos y desafiantes me perderé por cualquier camino al atardecer o conduciré por carreteras secundarias con la secreta determinación de no llegar a ninguna parte, porque cuando estoy en Castilla nada me reclama fuera de allí.
En medio visitaré a mi hermano y a mi madre en Asturias. Ellos dos son los testigos de un tiempo que se fue, un tiempo en el que en casa me esperaban también mi padre, mi tío, mi abuela y mi abuelo. Ya no están y su ausencia pesa y no dejará de hacerlo nunca, así que regresar a Asturias tiene siempre un aire agridulce, un poco como el de aquel tango de Gardel, en el que se entreveran presencias y ausencias, nuevos abrazos y abrazos que ya sólo forman parte de un recuerdo que el tiempo va desgastando.
Nací en Asturias, vivo en Cataluña y sin embargo sólo me siento en casa, en casa de verdad, cuando contemplo el inagotable horizonte de los campos de Castilla. Es algo extraño y a la vez hermoso que demuestra que, frente a lo que creen todos los nacionalistas de todas las naciones, sentirnos de un lugar no es más que un acto íntimo y arbitrario, tan primario como irracional, que fuera de los límites de uno mismo y de sus propias emociones, no significa nada de nada.
Y está bien que sea así, porque como la historia no se cansa de demostrar una y otra vez, no hay nada más peligroso que hacer política con las vísceras y con las emociones.
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