El amor está en todas partes


Siempre que me siento pesimista por el estado del mundo, pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así; a mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso, ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí: padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios y novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, que yo sepa, ninguna de las llamadas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza: todas fueron mensajes de amor. Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que descubriréis que el amor, en realidad, está en todas partes.
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(Love Actually)

Comentarios

  1. Es la respuesta a una pregunta: ¿Dónde está el amor? Y, ciertamente, el amor está en todas partes.

    La explicación es que todos, sin excepción, lo llevamos dentro –salvo personas que sufren graves trastornos psicológicos-

    El punto de donde parte el amor hacia los demás, es el amor que sentimos hacia nosotros mismos. Si no nos queremos a nosotros, difícilmente seremos capaces de querer a nadie. Todo parte de uno mismo.

    De esta forma, el amor está en los acordes de una guitarra, en los versos de un poema, en un lienzo, en un paisaje, en un atardecer, en una mujer que parece una gata negra y que se desliza sigilosamente por la habitación, en un hombre insatisfecho que tras andar desesperado en busca del amor verdadero, tal vez lo tenga muy cerca y no se dé cuenta, en dos personas que se conectan a través de Internet y de pronto se encuentran inmersos en una relación amorosa que les desborda maravillosamente, en un hombre que juega al ajedrez con su sobrino, en las discusiones de los amantes…

    Sí, el amor está en todas partes, sólo hace falta que sepamos verlo.

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