Elegir
Cuando eres pequeño tiendes a creer que todo es posible. Tener todos los juguetes de la tele y convertirte a la vez en bombero, piloto, médico y enfermera. El universo está lleno de posibilidades al alcance de los dedos. El proceso de crecer consiste, por desgracia, en descubrir que hay caminos que ya no podremos tomar -porque elegimos no hacerlo o porque la vida nos alejó de ellos- y puertas que no volveremos a abrir. Conviene, eso si, evitar ese estado -que algunos llaman equivocamente madurez- en el que uno comienza a creer que el destino está ya trazado. Siempre es posible cambiar nuestra suerte -si hay voluntad de hacerlo-. Lo que suele fallar es la voluntad porque nuestras pequeñas renuncias cotidianas y nuestros traumas del pasado nos convencen a poco que nos descuidemos de que así son las cosas ... y ya está. Pero las cosas siempre pueden ser diferentes si nos atrevemos a que lo sean. Por otra parte, toda elección supone una renuncia: hay que dejar atras -atrás de verdad- todo aquello que no se elige porque nadie puede tomar dos los caminos a la vez. Elegir es renunciar y y la renuncia el precio que la vida se cobra por cualquier elección. Quien lo olvida siembra, sin saberlo, la semilla de la destrucción incluso en las cosas más hermosas.
No siempre es posible cambiar nuestra suerte...
ResponderEliminarY a veces no eliges tu el camino,porque alguien se encarga de apartarte del suyo...
A veces aunque quisieramos escoger un camino y aún queriendo ese nuestro corazón,
no podemos o no debemos,porque tienes la certeza de que no quieren que lo tomes.
Si no quieren que lo tomes es que no es tu camino, no crees?
ResponderEliminarUn saludo.
Es posible.
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