Mi padre

Mi padre es la persona que me enseñó el camino del cariño y el amor. Se enamoró de verdad una sola vez en su vida y lo dio todo por la persona que amaba. Recuerdo una vez que yo tenía unos picores terribles por todo el cuerpo por algún tipo de reacción alérgica: se quedó toda la noche acariciándome para que me durmiera. Cuando me desperté su mano seguía haciéndolo. Si se enfadaba conmigo me gritaba y luego, por la noche, iba a pedirme perdón a la habitación y me daba un abrazo y un beso. También me enseñó a ser cabezón y orgulloso -aunque en eso estoy intentando mejorar un poquito-. Mi madre acaba de llamarme desde Asturias para decirme que hoy el médico le ha dicho que su situación es casi terminal: tiene menos del 30 por ciento del corazón en funcionamiento. Sus neuronas se han deteriorado tanto que parece un niño de tres años. Desde hace un mes va a todas partes con un pequeño papel en el que escribe una y otra vez su nombre. Ese pequeño papel es su último esfuerzo por sobrevivir a una memoria que se borra y a una vida que se escapa rápidamente entre sus dedos. Hoy he llorado por el desde muy muy lejos y me he sentido un poco más solo que de costumbre. Pero se que estaré mucho más solo el día que se vaya porque el es, de alguna forma, toda mi familia.