Que mal anda el mundo...


Parece que la ciudad de Verona, antaño escenario de Romeo y Julieta, ha sido testigo de otra historia de pasión, protagonizada, en este caso, por una banda de curas. 77 niños sordomudos han denunciado el excesivo "amor" que los sacerdotes del Instituto Antonio Provolo ejercieron contra ellos. Los presuntos abusos se produjeron a lo largo de 30 años y, por ahora, hay 25 implicados -entre ellos, al parecer, Giuseppe Carraro (obispo de Verona de 1958 a 1978), para el que ya ha sido iniciado el proceso de beatificación-.

En su declaración, las presuntas víctimas hablan de sodomía sistemática. De violaciones en grupo. En la ducha. En el confesionario. Si Dios existe debe estar flipando allá en lo alto.

No pensaba escribir sobre este tema hasta que, por casualidad, escuché al ínclito Rouco Varela (no confundir con Rocco Sifredi) exigiendo, atención, una “libertad de expresión tutelada”. Tutela, según la RAE, es aquella “autoridad que se confiere para cuidar de la persona y los bienes de aquel que, por minoría de edad o por otra causa, no tiene completa capacidad civil”. Rouco, por tanto, considera que somos medio idiotas y que su papel es protegernos de nosotros mismos.

El bueno de Rouco, el padre severo, el líder de las familias tradicionales -salvo de su propia sobrina, portada del Interviu- se refería, con estas palabras, a la campaña de autobuses ateos. Para él, esos anuncios sobrepasa el límite de libertad de expresión y atacan las creencias religiosas.

Los crucifijos en las aulas de la escuela pública no molestan. Son guays. Pero los autobuses en la calle si. Curiosa esquizofrenia. Eso si, de lo de Verona ni mu.

Como es posible que, absorto en la lectura de las Sagradas Escrituras, no se haya enterado del asunto propongo que paguemos una campaña de autobuses donde ponga, bien clarito:

"AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO, PERO ASEGURATE DE QUE SEA MAYOR DE EDAD” , o,

"NO DES LA ESPALDA A DIOS (POR LA CUENTA QUE TE TRAE)".

A ver si, de una santa vez, nuestros amigos de la recta moral captan el mensaje. Que beneficiarse a menores no es justo, ni bueno ni bonito.

Ojalá que Dios exista y que, tarde o temprano, se acaben encontrando todos en el Infierno, porque entonces rezar no les salvará de una buena somanta de hostias (sagradas).

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