Amor, sueños y asilos al atardecer


Viendo el domingo por la noche esa sutil maravilla de Ang Lee que es Brokeback Mountain, me di cuenta de que Ennis del Mar y Jack Twist representan dos formas opuestas -acaso complementarias- de vivir el amor.

Ennis (el rubio) es la tierra: firme, ardua, nunca solemne y casi siempre callada. El amor emerge a duras penas de sus entrañas, plagado de miedo y silencios. En cambio, Jack lo llena todo con palabras, se apasiona y con esa pasión trata de moldear la realidad a medida de sus sueños.

En toda la película late esa tensión entre Ennis, que se resigna a un catalogo de efímeros encuentros furtivos porque cree que no es posible construir -en ese lugar, en ese momento- una vida con ese amor y Jack que lo hubiera dado todo por intentarlo. Como dice el propio Jack:

"Te diré una cosa, pudimos tener una vida juntos, una vida que te cagas, en nuestro propio rancho, pero tú no quisiste Ennis ¿y qué tenemos ahora? ¡Esta montaña! Todo se basa en eso, es lo único que tenemos, nada más...".

Algunos piensan que Jack amaba más a Ennis. Yo creo que los dos lo hacen de forma diferente. Uno en silencio, otro a gritos. Jack hacia afuera y Dennis arrancándose el alma.

Por lo que a mi respecta, con el tiempo he aprendido que pase lo que pase estoy condenado a ser una suerte de Jack Twist y a perseguir una y otra vez amores fantasiosos y alocados, como tenues luces que brillan siempre lejos, muy lejos, al otro lado del río.

También se que por ese camino -a poco que las cosas descarrilen- es más que probable que acabe solo y algo perdido, balbuceando viejas historias que no interesan a nadie en una pensión de mala muerte o en un asilo del extrarradio de alguna ciudad dormitorio (dicho así hasta yo me asusto).

No me quejo. Es hermoso haber nacido creyendo -o soñando- que uno tiene alas y que, pase lo que pase, puede sobrevolar los tejados y la vida. La vista es tan hermosa desde allá arriba que casi llegamos a olvidar lo dolorosa que es cada caída y lo tristes que pueden ser los días oscuros.

Esta noche intuyo que esa búsqueda perpétua es mi destino y a el me atengo como una ley que me ha sido impuesta y que habré de obedecer mientras viva.

Comentarios

  1. A veces leerte da vértigo.

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  2. Ayer he visto la película y me ha gustado mucho. También esta vez estoy de acuerdo con tus comentarios. Yo me identifico más con el rubio. En cualquier caso, el final de estas historias de amor a contracorriente también puede ser mejor.

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