Dios y la iglesia


He visto a misioneros y misioneras ejemplares entregar preservativos en hospitales y dar misas en lugares en los que si realmente existiera Dios debería hacer acto de presencia cada cinco minutos porque allí no basta con un milagro de vez en cuando: hacen falta milagros en serie a todo trapo.
Recuerdo, en particular, a una monja repartiendo preservativos en un centro clínico de Ruanda. Le dije, entre bromas. “Madre; no sabe que el Vaticano tiene prohibido el condón”. Tras mirarme como si yo fuera un extraterrestre, replicó: “El quinto mandamiento dice no matarás, y esto que ocurre aquí es una cuestión de vida o muerte”. Cuando intenté seguir, posando suavemente su mano sobre la mía me cortó y añadió: “Si me obligan a elegir entre el Vaticano y Dios hace mucho tiempo que he decidido”.

Comentarios

  1. Desfile de moda ecleseástico en Roma, de Felini, imperdible, igual ya lo habéis visto, sino me contáis.

    ResponderEliminar
  2. He leído tus comentarios (en "Mi mesa cojea") acerca del despido de Jorge Ibeas, a quien no conozco de nada, pero me solidarizo con él. Tus comentarios me han traído al blog, que me ha encantado. Un tipo que cuelga fotos de arte románico sólo puede ser una persona inteligente. Me has caído estupendamente. Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¿Algún comentario?