Cosas que tendrás que aprender por ti mismo



Eres un buen chico, de esos que siempre miran a los lados antes de cruzar, de los que respetan los límites de velocidad, señalizan cada maniobra y esperan pacientemente a que el semáforo se ponga en verde antes de apretar el acelerador y por eso y porque la vida siempre ha sido mansa contigo, todavía no has aprendido que hay mujeres que se suben a la cabeza como el licor de alta graduación y que cuando eso ocurra -y créeme si te digo que acabará ocurriendo y pobre de ti si no es así- no encontrarás suficiente alambre de espino para ponerte a salvo aunque recorras todas las ferreterías del mundo y por eso mismo, porque en realidad no hay nada que puedas hacer al respecto, cuando en las otras mesas todo el mundo se ponga de pie para celebrar un gol, tú ni siquiera te darás cuenta de lo que ocurre alrededor porque ella estará sonriendo y para entonces esa sonrisa, su sonrisa, será ya la única forma de esperanza que eres capaz de imaginar y entonces tú también sonreirás, como si ese frágil instante sin naufragios ni ceniza fuera a durar para siempre y más tarde, a solas en la habitación, cuando ella comience a desnudarse y se acerque a ti parpadeando en la oscuridad sucederá que allí, encima de esa cama, sobrarán todos los versos.  


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