Abrazos


Roberto Bolaño

Me he acordado muchas veces de ti. Hoy he pensado en volverte a escribir. Efectivamente, se trata de la letra de una canción de Manolo García que me ha venido a la memoria porque -por primera vez en mucho tiempo- tengo la sensación de que me gustaría contarles alguna cosa y, a la vez, la de que, en realidad y mal que me pese, no tengo nada que contarles.

Sospecho que esa sensación tiene que ver con este extraño estado de animación suspendida en el que ahora transcurre medio adormecida gran parte de nuestra distópica existencia. Uno se queda mirando el cielo desde la ventana esperando a que escampe una tormenta que no acaba de llegar y al rato sale a la calle embozado como un asaltante que no encuentra ningún banco que asaltar, porque hasta los empleados de la oficina del barrio están teletrabajando.

Mientras tanto las sonrisas se baten en retirada y los besos y los abrazos parecen reliquias de una antigua civilización, arrasados por mil prevenciones y cuidados que sólo son del agrado de los no muertos, esos oscuros seres de afectos asintomáticos (hagan un poco de memoria y verán como ustedes también conocen a alguno) a los que los barrotes de esta cárcel de contención afectiva y distancia social les parecen formidables, porque tienen vocación de brocal de pozo seco, un alma marchita de hoja de cálculo y el corazón entreverado de minúsculos resortes de hojalata.

Me gustaría dejarme resbalar por la pendiente, pararme al sol, salir a la lluvia, cruzar el puente y caminar sin parar hasta recordar que, con o sin pandemia, es mejor sentir que pensar. Eso también lo decía otra canción de Manolo García. Renacer al otro lado de los días que vendrán. Respirar, confiar de nuevo y volver a creer en que hay un universo entero allá afuera con sus planetas colgando y un orgulloso toro negro de Osborne recortado sobre el horizonte entre los meandros de una carretera de Castilla que desemboca, como no puede ser de otra forma, a los pies de la Calle Alcalá. 

La vida, fiera e indomable, sigue ahí afuera. Esperando. Y pronto, muy pronto, la abrazaremos como se merece.

Comentarios