Western Motel


Me despierto y hay un vaso medio lleno
de bourbon encima de la mesa, unas cerillas,
un paquete de Winston en el que alguien
ha garabateado su número de teléfono; son las siete
y cinco minutos de la mañana, James Mason me contempla
en blanco y negro desde el televisor y vocaliza
palabras que no logro entender ni oir siquiera.

Y después de levantarme y acercarme
al baño y echar el asco y las entrañas
por las cañerías y tirar de la cadena, se me ocurre
que es agradable estar vivo y hacer la guerra
y el amor y este poema y que el mundo
bien merece
otra mirada.

Roger Wolfe (Días perdidos en los transportes públicos, 1992).

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