Bruno

No soy objetivo: me encanta Sacha Baron Cohen.

Hace un rato -antes de irme de vacaciones- he visto Bruno. Me he reído un montón con todas esas performances extravagantes que no son, como muchos creen, surreales ni surrealistas sino impresionistas: con cuatro pinceladas nos devuelve una imagen exacta del no muy edificante mundo que estamos construyendo entre todos (unos más que otros).

Hoy he leído -en el estupendo blog Mi Mesa Cojea- de Jose A. Pérez www.mimesacojea.com algo que enlaza con algo que yo repito como un mantra machacón desde hace algún tiempo a todos los desdichados que me rodean (la gente es idiota):

"Dice Umberto Eco, en un artículo publicado por L´Espresso, que el problema de Italia no es Berlusconi sino los italianos. Si metemos esa obviedad en un barco y nos la traemos por el Mediterráneo, pronto avistaremos el problema de Valencia, que no es Camps ni Fabra, sino los valencianos. Porque la democracia es un dogma de fe incuestionable hasta que gana Berlusconi o Camps, y entonces empezamos a buscar justificaciones sociológicas a semejantes despropósitos. Y la primera que viene a la mente (que no a la boca) siempre es la misma: que la gente es imbécil".

Intuyo que Sacha Baron Cohen también lo cree. Por eso se viste de lagarterana, inmigrante desnortado u homosexual super fashion: para hacer evidente, mediante la farsa, la ironía y la mala leche, la espesa corteza de estulticia e hipocresía que nos rodea.

Felices vacaciones a todos. Nos vemos en unos días. Ah.. e id a ver Bruno.

PD. La democracia, a veces, es una patata pocha. El único consuelo es que si gobernaran los sabios o los buenos -o una coalicion de sabios y justos- todo iría infinitamente peor, porque los sabios acostumbran a comportarse de forma increiblemente estúpida y los justos tienen peligrosas maneras de proceder con aquellos que, a su juicio, no lo son tanto.