Vagos... pero enrollaos


Se dice, con frecuencia, que la ética protestante del trabajo es el factor que explica el mayor grado relativo de desarrollo económico de los países anglosajones.

La explicación es tan sugerente que parece cierta sin serlo del todo -a mi juicio-.

Me explicaré.

Un trabajador de Sevilla y uno de Dakota del Norte no son constitutivamente distintos salvo por el grado de bronceado: ambos pueden adorar su trabajo, ser unos auténticos workholics o considerarlo una plaga bíblica.

Lo que los diferencia es el contexto. En los EEUU sobre el incompetente o el escaquedado pesa una fuerte sanción social. Si no eres bueno en tu trabajo no puedes esperar demasiado respeto de nadie. En España eso no ocurre: todos conocemos la figura del graciosillo o el pelota de turno que no dan una a derechas y que, por razones diversas, son el alma de las fiestas.

Lo que nos diferencia -a los latinos en general- de los protestantes no es nuestra actitud personal hacia el trabajo (nuestra moral laboral) sino nuestra moral social: creemos que con tal de hacerse rico todo vale (véase Berlusconi)y si puede ser engañando, mintiendo y delinquiendo mejor todavía(véase Berlusconi). No nos extraña que alguien haga lo que pueda para saltarse las normas sino que, alguien, pudiéndo hacerlo, no lo haga. Eso si que nos resulta sospechoso: algo ocultará...seguro que...

En nuestro país la observación, en cualquier conversación, de que X ha hecho mucho dinero detiene el continuo espacio tiempo: ahí queda eso. Da igual que ese dinero se haya ganado vertiendo residuos tóxicos en el ataúd de la abuela o traficando con droga a diestro y siniestro. Menuda mansión que se ha construido....y menudo cochazo que lleva.

Yo he convivido con compañeros que eran auténtica escoria laboral y que, sin embargo, no recibían ningún tipo de sanción social singular. Uno (un tio, por lo demás bastante inteligente e interesante) era incapaz de hacer nada que no fuera depositar grasa de bocadillo sobre sus propios papeles (papeles que ni el mismo era capaz de descifrar). Otra, la más delirante, se vestía, a sus casi sesenta años, como una niña de 16 (era conocida como la Barbie Geriátrica) y, entre viaje y viaje, siempre encontraba la excusa perfecta para no hacer absolutamente nada que no fuera despotricar de sus compañeros (enemigos y, en especial, amigos).

En resumen: no es que seamos más vagos ni más idiotas que nadie. Es que aquí ser más vago e idiota sale más barato porque estamos tan habituados a la indolencia, la estupidez y la maldad que acaban por parecernos elementos del paisaje. Y así nos luce el pelo a todos.

Comentarios

  1. Discrepo. Según mi opinión y experiencia, aquí ser más vago e idiota no sale barato, es que te pagan por ello. No es más considerado el que más trabaja, sino el que más se escaquea. El que se lo curra es "el pringao", el tonto. El guay y el que mola es el que no da palo al agua. Y muchas veces además se lleva el mérito (y parte del sueldo) del trabajador profesional y honrado.

    ResponderEliminar
  2. An veritas, an nihil.

    ResponderEliminar
  3. Tu eras muy amigo de la Barbie, ella bien se reía contigo y tu con ella. Eras su confidente y puede que algo más. Desproticaba y desprotica -no sabe hacer mucho más - pero a tí bien que te gustaba escucharla. Dios les cría ....

    Tu ahora mismo estás criticando actitudes que te son más familiares de lo que das a entender.

    ResponderEliminar
  4. Confidente...no creo...pero algo mas?

    En serio? No fastidies...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

¿Algún comentario?