Canallas depravados y mofetas siniestras

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Zapatero acertará más o menos. Últimamente, a mi juicio, más bien poco, y no sólo por la crisis, sino por su incapacidad para hacer cosas impopulares pero necesarias: afrontar los problemas de nuestro mercado laboral, hacer una reforma fiscal en la que no sólo paguen impuestos los trabajadores por cuenta ajena o incrementar el grado de competencia en muchos sectores de nuestra economía en los que unos pocos nos explotan a todos a su antojo.

Sin embargo, Zapatero -como Obama-, no es un cabronazo. No voy a poner ejemplos de políticos que si no lo eran bien que lo parecían -se me ocurren dos que, además, eran auténticos tontos a la una-. Se equivocará, pifiará, será cobardón o le dará la razón a todo el mundo un poco a tontas y a locas (incluso en peticiones incompatibles entre si) pero no es un malnacido.

En cambio, la derecha española es un territorio poblado por individuos sin escrúpulos. Hoy mismo, en el blog de Libertad Digital, puede leerse lo siguiente, referido a las hijas de Zapatero:

"No te preocupes de esas dos prostitutas precoces: son socialistas como su padre".

Otro hermoso comentario en el blog de periodista.digital:

"Cómo serán de feas, gordas y medio lelas las hijas del ZParo que no quiere sacarlas en la prensa porque va a quedar muy mal, y eso sin contar que puedan ser tortilleras, que ya sería la coña. Está claro que este payaso de gobernante no se siente orgulloso de sus hijas."

Hay que ser una pluscuamperfecta combinación de canalla depravado y mofeta siniestra para insultar de esa guisa a dos niñas porque uno discrepa de la ideología de su padre. Me encantaría echarme a la cara a los autores de estos valientes y sesudos comentarios para decirles lo que pienso de ellos: que son unos mierdas. Y como seguramente -por sus más que evidentes limitaciones cognitivas- les resultaría difícil entender a qué me refiero, me las ingeniaría para acceder a sus empobrecidas mentes a través de medios de comunicación alternativos más elementales y directos.

De todas formas esos insultos no son una enfermedad sino un síntoma. Un síntoma de ese "vale todo" que es un rasgo constitutivo y fundacional de la derecha española. Por eso Rajoy sostiene a Zaplana y al tesorero: porque con tal de ganar, vale todo. Si un Ministro estuviera imputado Rajoy y el PP al completo se dedicarían a bramar pidiendo su dimisión (y tendrían razón en pedirla). En cambio, ahora callan como becerros empapados de cazalla, esperando a que escampe porque saben que en política muchas veces -por desgracia- aguantar (aunque sea chapoteando en medio del fango) es ganar.

Y ahí están, aguantando.