Metiéndome con gente que no conozco


Hace poco leí "Cinta transportadora" de Ángel Petisme (Hiperión, 2009). Se trata de un poemario de aire pretencioso, trabado sobre una arquitectura de formidables autopegotes viajeros del tipo... en la bocana de la bahía de Chesapike, en Norfolk, Virginia, admiré por primera vez el irisado brillo de un destructor acorazado de la marina de los Estados Unidos (o el irisado brillo de cualquier otra cosa en cualquier otra parte, porque en el fondo, una vez desplegadas las velas del autobombo, la cosa irisada es lo de menos).


Con esa curiosidad tan protoparanoica y tan mía, intenté obtener información adicional sobre el autor. Mi rastreo en horas de trabajo me condujo, amén de a cotas de productividad laboral que sonrojarían a un japonés, a algunas notas biográficas y discográficas colgadas en Internet que, además de subrayar mi impresión inicial, constituyen una muestra impagable de ese humorismo involuntario que tan buenos momentos nos proporciona de cuando en cuando. Para muestra dos botones de anorak:

"En 1984 publica "Cosmética y terror", su primer libro de poemas, con una acogida excelente por parte de la crítica. De ese libro se dijo que marcaría un antes y un después en la poesía española contemporánea."


"Tras 11 discos y 12 libros de poesía, conciertos por toda la piel de toro y medio mundo, alejado de modas y en plena madurez artística, nos llega el último trabajo del más poeta de los cantautores y el más cantautor de los poetas, que se mantiene fiel a sí mismo y su estilo propio. Quien lo conozca se reencontrará al autor de Cierzo y Buñuel del Desierto, dos discos imprescindibles en la música moderna española de las tres últimas décadas. Quien lo descubra por primera vez hallará a un crooner europeo, un poeta rockero que es capaz de explorar -como buen viajero que es- en los entresijos del alma hasta encontrar el acorde justo, la metáfora acertada (...)Un regalo para los oídos y el mejor remedio para combatir la crisis global: la económica, la discográfica y la que cada uno de nosotros llevamos dentro."



Con todo, lo más revelador fue el descubrimiento de que antecitado crooner europeo anduvo envuelto en un curioso litigio por la propiedad...de una metáfora. Según parece -la revelación adolece de originalidad, el propio interesado lo relata en su blog-, no hace muchos años Petisme acuñó con cierto éxito (en su minúsculo subuniverso) la expresión/metáfora/título de canción "hijos del cierzo".


A su vez, un joven director de cine (también aragonés) pretendía rodar una película con ese título. Ni corto ni perezoso y algo sobrado de malicia, el susodicho director acudió a la Oficina de Patentes y Marcas a registrar "hijos del cierzo", pese a haber sido advertido por el propio Petisme de que él era el amo y señor de la metáfora.


La discusión (en la que dicho sea de paso, creo que la razón asiste a Petisme) ilustra a la perfección la grandeza de ánimo y el espíritu libre y abierto, exento de cualquier forma de vanidad y egolatría, que preside desde siempre toda suerte de manifestaciones culturales (ejem). El poeta pretende suya una metáfora y el aspirante a director de cine, cual registrador de la propiedad, la inscribe a su nombre, lo que indigna al primero que decide acudir a un despacho de abogados para impedir semejante desafuero, todo ello adobado con algunos exabruptos por escrito.


Moraleja del día: ¿Qué hay detrás de un buen poema o de una gran película? Lo mismo que detrás de un puñado de poemas petulantes o de un documental sobre los pertinaces vientos musicales aragoneses: individuos que, salvo honrosas y honorables excepciones, cohabitan como buenamente pueden con egos bastante fuera de control.


Ah... y un despacho de abogados.

Comentarios

  1. Yo que le conozco en persona puedo decirte que lo has clavao. No es un retrato: es un diagnóstico.

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  2. A mi el tio no me cae mal, la verdad y en lo de Hijos del Cierzo tiene más razón que un santo, pero me he reido un rato.

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  3. Aynnsssss, lo que hace la envidia, macho.He visto que el libro va por la segunda edición y le dieron el Premio Claudio Rodríguez de poesía que es de los más prestigiosos del panorama en castellano. Ya te gustaría a tí. Hazte mirar tu protoparanoia.
    Lourdes Mansilla

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  4. Mi protopanaranoia, me temo, tiene mal remedio. Por otra parte, ¿Intentas argumentar que un premio hace necesariamente bueno un poema? ¿O que un premio o un éxito de ventas son una vara de medir la calidad poética?

    Qué concepción tan dogmática y cuantitativa de la poesía... y de la vida misma no?

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  5. Huele a envidia ¡Qué forma de empezar el nuevo año!

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  6. No siempre lo más caro es lo mejor y desde luego no lo más bonito. Pues lo mismo pero aplicado a la literatura de éxito con un enorme volumen de ventas. Detrás de una cifra de ventas cuantiosa muchas veces sólo hay una gran campaña de publicidad y en ocasiones lo que hay es la estupidez humana que nos hace comportarnos como borregos y comprar lo que compran los demás : ¿Todavía no te has leído lo último de X (famoso escritor)? No, no me lo he leído (ni se lo leerá) pero ya lo tengo.

    Así que, Lourdes, no seas borrega.

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