Slow hot wind





Esta canción, denominada Lujon (también conocida como "Slow Hot Wind") es una obra maestra de Henry Mancini incluida en la banda sonora de varias películas (entre ellas una de mis favoritas, The Big Lebowski de los hermanos Cohen).

No estoy seguro de que uno pueda llegar a enamorarse de una canción. Lo que sí sé es que, si resultara posible tal cosa, yo estaría enamorado de Lujon.

Desconozco la razón y no ignoro que ésa, como todas nuestras demás preferencias, resulta del todo arbitraria. Sin embargo, hay algo en esos suaves acordes de Mancini (un genio entre genios) que evoca una extraña y  poderosa sensación que me resulta muy difícil de explicar.

Lujon es un viento cálido que pasa lentamente y que al caer la tarde se detiene para acariciar su pelo en cualquier esquina de Madrid. Es la primera mirada y la primera sonrisa que han dejado de ser inocentes. Es el tacto de sus dedos frente al río inmóvil. Es esa cena en la que apenas comes porque no puedes dejar de mirarla y esos labios que en algún momento han comenzado a dejar atrás todos los demás sonidos. Es su risa entremezclándose con la tuya. Son sus tacones altísimos y esas hermosas piernas sin medias que recorren una calle de Londres a tres grados bajo cero. Un taxi con las ventanillas empañadas que se detiene bajo la lluvia. La puerta de la habitación del hotel que se abre por primera vez para los dos y la palma de tu mano en su espalda al entrar. El primer beso, la primera caricia. Las luces de la estación de Atocha que se cuelan por la ventana en el momento en que ella, sin dejar de mirarte, comienza a desnudarse.

Lujon es un escalofrío. El que notas en el preciso instante en que intuyes, sin ser consciente de ello todavía, que te estás enamorando o que acaso ya lo estás. Y el vértigo que sientes después, cuando te abandonas a esa sensación y comienzas a caer, despacio, muy despacio, al vacío; sabiendo que ya no hay ningún punto de retorno posible, que no puedes hacer nada para evitarlo y que en ninguna parte estarás a salvo de la suave corriente que te conduce hacia ella.

No es el amor. No es un estado sólido de la materia. Es la perturbadora sensación de enamorarse.

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