Los nuevos parias

Lo más gracioso del hecho de que hoy nos hayan vuelto a bajar el sueldo a los funcionarios del Estado es que pone de manifiesto que somos un colectivo integrado por una singular casta de parias que, a diferencia de otros colectivos como los jubilados, los mineros o las prostitutas, carecemos de valedores políticos y mediáticos dispuestos a defender nuestra causa.

Intentaré explicarme:

a) Cuando la economía va bien al funcionario se le sube el sueldo en un magro porcentaje análogo al incremento del IPC (con suerte), menos que el IPC o incluso se le congela. Cuando va mal se le reduce el sueldo. El caso es que o dejamos de ganar o perdemos: no ganamos nunca.

b) Como parte del premeditado proceso de denigración del funcionariado al que asistimos se habla mucho de aquellos de nosotros que no somos policías, médicos ni bomberos. Son (somos) los llamados "funcionarios de manguitos", un colectivo que el público considera absolutamente prescindible. Estupendo. Pero da la casualidad de que ese colectivo es el que gestiona sus prestaciones de desempleo o el pago de sus impuestos y de sus pensiones de jubilación, entre otras muchas cosas.

c) La oposición socialista, que se enfada por todo como si acabara de llegar de Júpiter, ni siquiera fue capaz ayer de mencionar la palabra "funcionarios" durante todo el debate parlamentario. Como nadie ve mal del todo que se nos baje el sueldo y como fueron los propios socialistas los primeros que lo hicieron... ahora prefieren guardar un silencio vergonzante. Hacerse el puta, que dicen en mi pueblo.

d) Un jubilado que gane 2200 euros no sufrirá ninguna merma salarial. Un funcionario que gane 1000 euros verá como sus retribuciones se reducen, al perder una paga extra, en torno a un 8%. Curioso sistema este de redistribución inversa que hace que paguen más la crisis los que menos tienen. Pero claro... nadie se mete con los jubilados, que eso queda fatal.

e) En un debate televisivo en TV3 la presentadora preguntó a uno de sus invitados si la reducción salarial afectaba a los funcionarios de la Generalitat. Se ve que los funcionarios del Estado que trabajamos y pagamos nuestros impuestos en Cataluña no nos merecemos ninguna consideración: ni siquiera existimos.

f) El gobierno repite constantemente que no para de hacer reformas. Es mentira: no se ha reformado nada de lo que exige reforma porque el PP es incapaz de tomar medidas que perjudiquen a sus propias huestes o a las grandes empresas que le financian las campañas. Su única reforma consiste en subir impuestos y joder a los funcionarios y a las clases medias, recetas estas más viejunas que el cocktail de gambas.

g) Sólo por curiosidad... ¿Cuándo en apenas unos meses vuelvan a dispararse el déficit y la prima de riesgo... se nos confiscará la otra paga extra? ¿Son conscientes nuestros políticos de que sólo nos queda otra? ¿Qué es lo siguiente: robarnos los zapatos, trincarnos los calcetines para hacer caldo, arrancarnos los pelos de los huevos uno a uno para hacer tricotaje?

h) Ayer me enteré de que la Generalitat ha dado orden de que el futuro se dejen de financiar los implantes dentales a los internos en prisión. La noticia tiene, si se mira bien, interesantes implicaciones: hasta ahora si yo quería ponerme un implante me lo tenía que pagar yo, pero si entre medias le hubiera propinado una paliza a una abuela elegida al azar, me los hubiera acabado pagando la Generalitat. Dos conclusiones: a) No cabe duda de que como país somos una caja de sorpresas, b) Sin saberlo estaba a una abuela de distancia de mejorar mi asistencia dental. 

La cuestión es que un gobierno de idiotas ha sido sucedido por un gobierno de desvergonzados y ambos están de acuerdo en una única cosa: que esquilmar al funcionario de carrera es la mejor forma de salir de la crisis. Pues estupendo.

Mención especial para esa parte de nuestros conciudadanos que nos profesa un odio que no deja de ser un odio de clase: sienten que atravesamos una puerta que estaba abierta para todos, pero que ellos no fueron capaces de franquear (porque no les dio la gana, porque sus facultades neuronales no daban mas de sí o porque estaban muy entretenidos poniendo ladrillos a una morterada la hora y el sueldo de funcionario les parecía una despreciable bagatela que no daba para pagarse un BMW). Y para esos empresarios que celebran alborozados esta bajada de sueldo tengo también un mensaje: alegraos, alegraos pajaritos, que ya veréis como hacéis pío pío cuando los funcionarios dejemos de comprar. 

Una cosa más. El funcionario que vuelva a votar al PSOE o al PP no podrá alegar que no sabe lo que estos partidos representan: una costra putrefacta de intereses bastardos que sobrevive a base de chupar la sangre de la clase media que trabaja, paga impuestos y hace lo posible por sobrevivir a la inagotable estulticia de la insaciable casta partitocrática.

PD. Hoy es un gran día para Convergencia i Unió, esa singular banda organizada con el pretexto de una bandera, que lleva meses pidiendo que nos bajen el sueldo a los funcionarios del Estado, más que nada porque ellos no pueden mantener el disparatado gasto de sus decenas de miles de enchufados cuyo único mérito es la posesión de una carnet político y/o de una gran flexiblidad articular. Si por un casual un día de estos me encuentro con Duran i Lleida por la calle igual consigo que le vuelva a crecer el pelo. Y respecto a ese figura llamado Beteta me abstendré provisionalmente de pronunciarme, más que nada porque todo lo que se me ocurre es delictivo y requiere un monográfico.