Volver a empezar
Todos hemos tenido veinte años.
La mayor parte de la gente deja de tenerlos muy pronto.
Otros, mal que nos pese a veces, seguimos teniéndolos, aunque por fuera se note cada día, lenta y desoladoramente, un poquito menos.
Algunos, los más afortunados, seguirán teniéndolos mientras vivan.
Para reconocer a una de esas personas es preciso detenerse un instante y bucear en sus ojos hasta comprobar que, contra el paso del tiempo, contra los achaques de la edad y los avatares del destino, contra la vida misma que todo lo anega y casi contra todo pronóstico, todavía están vivos.
Vivos de verdad.
Vivos de verdad.
Esta noche me he acordado de ti y he recordado que esas personas, las que como tú aún recuerdan sus sueños y están dispuestas a perseguirlos por los insondables vericuetos de los peajes de la autopista del mediterráneo, son las únicas que me interesan de verdad.
Ve al sur amigo.
Ve al sur.
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