Leo Messi



Lo he contado más de una vez. Mi padre era del Madrid y como el Madrid era el equipo que vestía de blanco en la antediluviana televisión en blanco y negro de mi casa (en realidad el Madrid viste de blanco en cualquier televisión que no sea de rayos infrarrojos) yo hice lo único que me pareció razonable: hacerme del equipo que vestía de oscuro, que resultó ser el Barcelona.

Por desgracia, lo de ser del Barsa se reveló como una pésima idea durante mis primeros veinticinco años de vida: ganábamos muy pocos títulos, sufríamos derrotas humillantes, estábamos dirigidos por auténticos botarates y el Madrid parecía inalcanzable como equipo y, lo que era todavía peor, como institución deportiva.

La cosa empezó a cambiar con la llegada de Johan Cruyff como entrenador. No tanto porque Cruyff nos diera algunos títulos (y muchos dolores de cabeza)  sino porque, quizás sin ser del todo consciente de ello, Cruyff nos regaló algo que nunca habíamos tenido. Un estilo propio.

Ese estilo basado en el posesión del balón triunfó en los años siguientes porque el Barcelona consiguió reunir un puñado de jugadores excepcionales -Etoo, Iniesta, Xavi, Pujol, Alves, Piqué, Cesc- y, muy especialmente, porque apareció alguien que cada domingo da señales de no ser de este mundo: Leo Messi.

Sólo la falta de perspectiva nos impide darnos cuenta del descomunal tamaño de Messi como deportista. Creo que el que mejor lo comprendió fue Valdano, cuando dijo que Messi es Maradona todos los domingos. Y es que lo más extraordinario de Leo es la regularidad con la que consigue repetir una y otra vez lo que para los demás resulta casi imposible. En lo que va de año natural lleva... 73 goles y sólo hay que ver la mayor parte de esos goles para saber que son goles que sólo Leo Messi puede marcar. 

Los aficionados y periodistas del Real Madrid llevan tiempo porfiando para que a Cristiano Ronaldo, que es un magnífico jugador, pero que, para su desgracia, está condenado a vivir a la sombra de Messi, le den el Balón de Oro. No hay nada reprochable en ese intento, pero hasta el más acérrimo madridista reconoce, en el fondo de su alma, que si Messi fuera jugador del Madrid en la Castellana se reclamaría para él hasta el Nobel de Física. 

Esta noche, como tantas otras, mientras le veo corretear por el viejo estadio de Vallecas, he sentido un poco de vértigo al ser consciente de que asisto a un espectáculo histórico en el sentido literal del término y de que puede que pasen muchas generaciones de padres e hijos hasta que alguien pueda contemplar de nuevo a un futbolista como Messi. 

Si es que eso llega a ocurrir alguna vez.

PD. Los que afirman, con su infumable aire de superioridad, que el fútbol es una chorrada y que los futbolistas cobran demasiado (dos lugares comunes que me convertirían automáticamente en millonario si recibiera un euro cada vez que son enunciados en algún lugar del mundo) son unos individuos la mar de conmovedores: son, para empezar, cretinos, porque se arrogan el inexistente derecho de opinar sobre las aficiones de los demás, como si ellos dedicaran el tiempo que yo malgasto en ver partidos de fútbol a componer sonatas para piano en fa menor o a sintetizar la vacuna del virus del Ébola y, por si eso fuera poco, tienen un extravagante complejo de planificador central comunista o de bigotudo encargado de Gulag, puesto que consideran que los salarios de los demás deben regirse por no se qué principios éticos de su propia cosecha que, a los demás, dicho sea de paso, nos importan un pimiento.

PD2. Si alguien, sin venir a cuento, os reprocha vuestra afición al fútbol os sugiero lo siguiente: preguntadle, antes de contestar, si, en justa correspondencia, acepta que vosotros os pronunciéis con igual rotundidad acerca de sus gustos y aficiones, la calidad de su trabajo, sus inclinaciones sexuales o su acierto en la elección de indumentaria, por citar sólo algunos ejemplos. El efecto de la pregunta suele ser bastante curioso.

PD3. Por cierto, si alguien tiene interés en leer un libro realmente interesante sobre los terribles crímenes de los Gulag aquí tiene una buena referencia:

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/07/09/actualidad/1341851500_595714.html

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