Super Mario




Sostiene Mario Conde que si concurre a las elecciones gallegas es para llevar la voz de la "sociedad civil" al Congreso y para hacer frente a la generalizada sensación de que muchos políticos están convencidos de que el dinero público es suyo.

Sospecho que Conde, aunque acierta al describir la mala reputación de la casta política, sobrevalora un poco la suya. 

Digo que lo sospecho, pero reconozco que no me atrevo a afirmarlo, porque no es infrecuente que el electorado, como un toro bizco, derrote por donde menos se le espera y acabe propinando una cornada en las ingles hasta a los más versados agoreros electorales y por eso mismo no sería raro que un individuo como Mario Conde, que en vez de ir a la cárcel pasando por la política -que es lo propio de nuestro tiempo-, ha llegado a la política directamente desde la cárcel (fue condenado a 24 años de prisión por apropiación indebida, falsedad y estafa), acabara saliéndose con la suya.

El tiempo dirá si este ejercicio de pesca en río revuelto tiene éxito o si le devuelve al ostracismo. En cualquier caso, esta especie de descenso a los infiernos que lleva a un individuo de abogado del estado a banquero, de banquero a presidiario y de reo a político me trae a la memoria una anécdota del famoso torero Juan Belmonte (“El pasmo de Triana”), considerado de forma casi unánime el padre de la tauromaquia contemporánea.

Tenía Belmonte un banderillero con inquietudes políticas (Joaquín Miranda) que, previo paso por la falange, casi sin comerlo ni beberlo, acabó de Gobernador Civil de Huelva. Al correr de los días se celebró en esa capital un festival taurino benéfico al que asistió como matador el propio Juan Belmonte. Al acabar la corrida, entre una nutrida cohorte de fuerzas vivas locales, el gobernador saludó efusivamente a Belmonte y reconoció públicamente, sin reparo alguno, que había sido banderillero suyo.

Uno de los asistentes le preguntó entonces a Belmonte: “Don Juan, ¿es verdad que ese hombre ha sido banderillero suyo?”.

“Sí”, respondió el torero.

El hombre, incrédulo, insistió: “Don Juan, ¿y cómo se puede pasar de banderillero de Belmonte a Gobernador?

El Pasmo de Triana, con semblante imperturbable y con su característico tartamudeo sentenció : "Po… po… como va a se, endegenerando ".

Pues eso mismo: endegenerando. 


-------------------------------------------------------------

Ya que estamos metidos en faena no me resisto a relatar otra anécdota que ilustra bien el carácter de Belmonte. Siendo casi un niño, en una de sus noches de toreo clandestino fue alcanzado por un guardia armado que le increpó diciéndole: “Así que tú eres uno de los granujas que me roban la lancha para cruzar el río”. Belmonte, sin inmutarse, apartó de un manotazo la pistola y le contestó: “¿Y usted de qué me conoce a mí para tutearme?”.

Y es que en el toreo, como en la vida, lo primero es parar. Conde no supo hacerlo y eso le costó unos añitos en el trullo, así que no es descartable que ahora haya aprendido la lección, lo que le hace todavía más peligroso.

PD. No es de descartar una alianza post-electoral de Conde con el Dioni y Ruiz Mateos, con el valioso apoyo estratégico de Iñaki Urdangarín como consegliere externo.

Comentarios