Los otros

En 2005, ese sujeto con cara de rata y un más que conspicuo historial delictivo llamado Mahmud Ahmadineyad, a la sazón presidente de Irán, dijo lo siguiente:

"El liberalismo es la justificación de todas las desviaciones y el verdadero enemigo del Islam".

Ahmadineyad dice muchas soplapolleces (como eso de que en Irán no hay homosexuales). Pero esta vez tiene razón, porque el liberalismo nació precisamente para oponerse al absolutismo y al despotismo. Y no hay forma más perfecta de tiranía que el yihadismo, que, apoyándose en una retórica violenta, revolucionaria y totalitaria, trata de instaurar un califato mundial en el que la aplicación irrestricta de la sha'aria se impondrá sobre cualquier otra religión, credo o ideología. Una cosmovisión patológica y criminal en la que el islam extirpará a bombazos la decadencia y la degeneración occidental y en la que un nuevo orden moral suprimirá cualquier forma de libertad.

Osama Bin Laden sostenía que sólo había dos opciones par el creyente: combatir al enemigo o dedicarse a preparar futuros ataques por sorpresa para vulnerarlo. Sin embargo, ¿Por qué ha tenido tanto éxito un credo tan absurdo? Para empezar porque los regímenes árabes han fracasado en la construcción de una alternativa democrática y ante la falta de justicia social muchos jóvenes experimentan un odio y una frustración que encuentra una válvula de escape en el yihadismo. Y, en segundo lugar, porque el éxito de cristianos y judíos ha generado un resentimiento contra Occidente, al que se culpa, con mucho infantilismo, de todos los males que aquejan a los musulmanes.

Nuestro deber es decirles que no. Hacerles saber que eso no va a suceder. Porque nosotros también creemos en muchas cosas: creemos en la libertad, en aquellos derechos inalienables del hombre que cualquiera de nosotros posee con independencia de su raza, sexo, religión u opinión; en que la razón y la ciencia iluminan nuestro camino y nos ayudan a ser mejores; en que uno puede equivocarse y volver a empezar, caer y ponerse en pié porque no hay nada tan humano como errar y equivocarnos y en que nadie debe tener miedo de la tiranía ni de los que aspiran a ejercerla con cualquier pretexto.

Y, lo mejor de todo es que todas esas cosas en las que creemos no sólo son verdad sino que además, son tan bellas que son capaces de hacer que esta vida, que muchas veces es, no nos engañemos, una mierda, sea una mierda tolerable y a ratos hasta hermosa. Muy hermosa.

Por eso jamás dejaremos que nos la arrebaten.

PD. Algunos, al ver el mapa creerán que los de Gijón nos hemos quedado fuera del territorio del Al-Ándalus a reconquistar por las milicias yihadistas porque estamos muy al norte o alguna cosa así. No es eso amigos, es que coincide que Gijón, por esas cosas del azar, está repleta de asturianos. Y, claro, aunque los yihadistas son muy idiotas, no son tan idiotas.






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