Downtown

 



Lady Antebellum, once more!!!!

 
Quiere la fortuna que uno no elija nunca las cosas que le gustan y por eso, siendo arbitraria toda preferencia, no tiene nada de raro que a mi me guste Lady Antebellum por varias razones que no sabría explicar aunque quisiera o que acaso explicaría falazmente como ocurre siempre que intentamos justificarnos ante los demás. Con todo, si tuviera que forzar una respuesta diría -aunque en realidad eso no importe nada- que hay algo en sus canciones que me parece de verdad aunque no llege a serlo del todo, como los besos de aquella compañera de clase en la universidad que acabó siendo opositora a judicaturas y que pronto ejercerá en un juzgado de lo contencioso de Barcelona y que quizás, para qué engañarnos, no te quería tanto como te repetía al oído cuando intentaba hacerse perdonar, pero que, en justa contrapartida, hasta el más tonto de tus amigos, incluído yo, reconocía (ay) que sabía besar de verdad.

 

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