Metáforas


A veces pienso en ti de tantas maneras como llega la lluvia. Y, de paso, en que a medida que me hago mayor soy más consciente de que he empezado a odiar las metáforas: por su precisión y por su evidente insuficiencia. 

A veces esos pensamientos son una humedad que el viento arrastra de mar adentro y que lo sobrevuela todo sin rozar siquiera los objetos, otras un chubasco de gotas prietas que caen con fuerza y repiquetean en los aleros y, algunos domingos por la tarde, un agujero que ha comenzado a embozarse y que amenaza con anegar el dormitorio.

Estoy llegando, a medida que me hago mayor, a odiar las metáforas, a amar la suavidad y a temer los aguaceros, porque en ellos tu ausencia arde y me quema.

Comentarios