Homosexualidad y moralistas de las cavernas



Me gustan las historias que no son lo que parecen. Girl Crush de Little Big Town es una canción singular porque al principio, durante unos acordes, parece una canción de amor al uso y... en un instante deja de serlo y se convierte en otra cosa. 

Alguien dice que está "colgado" de una chica (I got a girl crush). Hasta ahí todo muy convencional (sólo el 95% de las canciones abordan los placeres y quebrantos del amor en sus variantes correspondida y no correspondida). Pero de pronto hay algo que encaja: I want a taste her lips because they taste like you... quiero probar sus labios porque saben como los tuyos (o porque tienen tu sabor, en versión libre). 

La canción no habla de esa chica... sino de su pareja. I want her longe blonde hair... I want her magic touch... because maybe then you'd want me just as much... o lo que es lo mismo... pienso en ella porque está contigo... pienso en ella porque si yo tuviera su largo pelo rubio y su toque mágico... quizás tu me desearías tanto como la deseas a ella.

Por desgracia el mundo avanza casi siempre más despacio de lo que debería. Cuando la emisora de música country 104.3 FM de Boise (Idaho) la emitió por primera vez algunos oyentes trataron de boicotear a la cadena acusándola de promover una agenda homosexual ("promoting the gay agenda"). Desde entonces y para vergüenza de los Estados Unidos muchas emisoras de ese país se han negado a programarla porque la consideran un alegato en favor de la homosexualidad o simplemente a gay friendly song.

Para empezar los que afirman tal cosa son un poco cortos de entendederas porque, o mucho me equivoco, o lo que ocurre aquí es que se trata de un amor por interposición: ella no puede dejar de pensar en la otra chica porque se muere de celos y querría ser como ella (querría SER ella, en realidad) para conseguir ocupar el lugar que ella ocupa y que esa otra persona cuyo nombre no sabemos sienta lo que siente por ella. Una canción triste al fin y al cabo, el relato de un amor imposible, de una cama ocupada por una rubia de pelo largo que está justo donde a ti te gustaría estar. 

Pero eso es lo de menos. Quizás al fin y al cabo si se trate de la historia de tres mujeres. De hecho me gustaría creer que es así. Pero que ese sea el caso o no no importa en absoluto. Ninguna canción debería ser proscrita por hablar de un amor diferente. De hecho no existe ningún amor diferente: sólo hay un único amor y casi todos sabemos cuál es, conocemos a la perfección sus síntomas, lo profundas que pueden llegar a ser sus raíces y el dolor que puede causar si las cosas acaban por no salir como esperas.  

Si el objeto de ese amor es un hombre o una mujer es algo que nadie puede juzgar, porque el amor, como la belleza o la libertad, como todas las cosas hermosas de verdad, no están sometidas a la jurisdicción moral de nadie y el que crea lo contrario no sólo se equivoca sino que, por desgracia, da muestras de haber vivido muy poco y con bastante poco provecho. 


PD. De todas formas Estados Unidos es un país enorme cuya complejidad elude los juicios apresurados. Mientras esto ocurre uno de los mayores hits en la lista de éxitos americanas es la canción de Kate Perry I kissed a girl...

PD2. No puedo dejar de hacer notar que los moralistas son unos individuos la mar de curiosos. No se limitan a santiguarse y apagar la radio al escuchar la canción, sino que lo que quieren es que los demás tampoco puedan oírla. De hecho los imagino desmenuzándola una y otra vez para recrearse imaginando pecaminosas relaciones lésbicas y obscenos tocamientos impuros a dos y tres bandas. Ese es y ese será siempre el problema de las religiones: todas (sin excepción) están locas por implantarte su correa moral para poder decirte lo que tienes que hacer y lo que tienes que escuchar y si no lo hacen es sólo porque en los tiempos que corren (al menos en occidente) carecen de la oportunidad y de los medios para hacerlo, pero... ay si pudieran... si pudieran ninguno de nosotros podría escapar de esa servidumbre y de ese látigo.


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