A ver si acaba ya la primavera...
Si mi memoria no me engaña, la primera vez que me enamoré lo hice de una compañera de colegio. Se llamaba, si no recuerdo mal, Carlota Aramendi Serrano y era de Candás. Yo debía tener once o doce años y ella, hermosa, rubia y de mejillas sonrosadas no llegó a enterarse nunca porqué yo era entonces un niño ultratimidísimo que hubiera preferido emigrar a Cabo Verde y plantar plátanos con los dientes antes de verme obligado a afrontar públicamente una situación que, sin duda, debía parecerme el colmo del oprobio y la verguenza.
El caso es que yo me guardé muy mucho de que se me notara nada y a las pocas semanas mi fatal y apasionado enamoramiento, con esos vaivenes y piruetas emocionales tan propios de los efímeros asuntos amorosos preadolescentes, comenzó a declinar lánguida y serenamente -vamos, que supongo que empezó a gustarme otra niña-.
Fuimos compañeros de cole durante muchos años, incluso en el instituto, y cada vez que la veía no podía evitar una sonrisa interior irónica y sentimental que sobrevolaba las vueltas que da la vida y lo tonto que llega a ser uno mismo con su propio mecanismo incluso en las ocasiones más triviales.
Ahora, tantos años después, como en Algo pasa con Mary, he recordado a Carlota -con la que no creo haber intercambiado más de diez palabras en mi vida-. ¿Qué habrá sido de ella? ¿Tendrá hijos? ¿Seguirá siendo la niña rubia y deslumbrante de mi infancia? ¿Será una importante ejecutiva de una multinacional norteamericana? ¿Habrá descubierto finalmente que el amor de su vida era aquel niño de gafas tan tímido que no se atrevía a levantar la vista por miedo a que ella lo fulminase con una mirada afectuosa? ¿Aparecerá un día en el Ministerio de Hacienda y me llevará en brazos como Richard Gere a Debra Winger en Oficial y Caballero?
¿Alguien en esta vasta red social puede darme noticias de ella? Se recompensará adecuadamente con afecto y gratitud.
Maldita primavera...entre la astenia, la alergia, los antihistamínicos y la melancolía....no hay quien haga nada de provecho.
PD. Dedicado a José Manuel Tejero, que también volvió de las brumas del pasado.
Yo no puedo darte noticias de esa niña, pero te repito lo de siempre: para qué sirve mirar atrás? La primavera te traerá la luz y la brisa que barrerá de polvo pasado tu mente.
ResponderEliminarComo tú dices, cuando menos te lo esperas, pasan cosas estupendas.
pd. Tejero el de se sienten coño?
pd2. horterada/frikada dedicada http://www.youtube.com/watch?v=q0DkjI00Mf0 ;)
Está casada con otro ingeniero, dos hijos y creo que lleva temas de calidad en una empresa que está en....el Polígono de Prendes (Falmuria). El destino la lleva a ti. Por cierto ¡qué callado te lo tenías!. Aun recuerdo la gestión de última hora que tuve que hacer para que pudieras ir a Lloret porque no te habías apuntado al viaje....
ResponderEliminarYo sigo siendo un tímido adolescente que habla y habla y ye un juergas sólo por vencerla...
Por todo eso que dices, y más, a ver si acaba, sí...
ResponderEliminarPero la flor de los manzanos está hermosa como nunca, o eso me parece a mí este año. Es un espectáculo, una preciosidad, una maravilla, una ... a ver si acaba ya la primavera.
Querida Maya....no se trata de mirar hacia atrás ni de barrer nada.
ResponderEliminarSe trata, simplemente, de recordar pequeños episodios que destilan, fragmentaría e imperceptiblemente, la naturaleza de lo que fuimos y somos todavía.
Dicho de otra forma: se trata de mirar hacia atrás para reconocerse a uno mismo.
Uno se reconoce a sí mismo sin necesidad de revolcarse en el dolor de lo que fue, lo que no ha sido o lo que pudo ser.
ResponderEliminarDetenerse en los detalles saboreándolos tanto si tienen gusto dulce como a mierda, no lo entiendo. Y te lo dice una que tiene en su haber montones de ambos. Mirar atrás para reconocerse uno mismo? Naaa, aquí y ahora. Y mirando al frente.
Y publica mis comments y no sólo tus respuestas, fascista ególatra!!
Que dices? si te lo he publicao todo guapetona....
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con elcomentario de Maya. Parece que Alfredo ultimamente recuerda muchas vivencias de su pasado. No se si se debe a que y es un poco mayor, a la primavera, o a su presente...
ResponderEliminarA veces el presente, por una cuestión de espacio, no deja lugar a mirar al pasado. Todos tenemos vivencias pasadas agradables, y otras menos (afortunadamente de estas se recuerdan menos).
Incorporar a alguien del pasado en el presente tiene un sabor agridulce, en ocasiones imaginamos personas que ya sólo existen en el pasado.
Alfredo, que rubias hay muchas, y seguro que tienes alguna muy próxima. Vive más en el presente.
Querido anónimo. No soy un poco mayor. Soy ya demasiado mayor.
ResponderEliminarVivo en el presente. Escribo en el presente. Soy. Existo. Estoy aquí. Sonrio. Y soy feliz.
Querida Maya. Eso de mirar hacia adelante y vivir el presente, suena so beautiful tonight. Hermoso positivismo. Alejandro Jodorowsky y miles de manuales de autoayuda proponen lo mismo.
No obstante quien mira hacia adelante olvida todo lo que queda a los lados del camino y quien vive el presente todo lo que no ocurre precisamente en este instante.
El problema es que a mí, esas cosas laterales, cuneteras, marginales que no importan ni tienen porque ser recordadas son las que me resultan más fascinantes.
Como seguramente me diría un argentino. Che, vos estás mal hecho.
Pues eso. Que se le va a hacer.
Por cierto, Nico, ten fe. Te aseguro que se acabará pronto.
ResponderEliminarEso sí. Vendrá el verano.