Barefoot blue jean night



Hace frío en Lleida, un frío de perro apaleado que lo hiela todo al amanecer. El sol se ha escondido y las pocas veces que consigue asomarse por encima de los tejados lo hace sin ganas, como un mal actor que se siente fuera de lugar la noche del estreno.

El aire tiene el filo de un cuchillo y atraviesa trajes y abrigos con displicencia. Las cigüeñas que se han quedado a esperar el invierno rastrean con escasa suerte algo de comida en medio de un campo abatido por el hielo.

Sin embargo, en apenas unos meses, el sol, ese mismo sol que ahora languidece avergonzado, volverá a abrasar las calles. Nos recostaremos de nuevo en la playa al borde del mar. Y volveremos -con un poco de suerte- a contemplar las puestas de sol desde los tejados de Oia en Santorini, en la que quizá sea la vista más hermosa que el universo ha conocido (si exceptuamos sus ojos, naturalmente).

Y en alguna parte sonará la voz de Jake Owen anunciando una eterna noche de verano en la que todo es posible, una vez más.

Never gonna grow up,
never gonna slow down
Yeah, caught up in a Southern summer, barefoot, blue jean night.

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