Credulidad y picores


Ayer, mientras yo me encontraba en casita noqueado por la migraña y sepultado por un aluvión de analgésicos, mi jefa recibió un correo de una tal Katya que, al parecer, busca hombre para una relación seria (como me aprecia y sabe que me sobra el dinero me lo ha reenviado por si me interesa).

Se trata, en efecto, de la vieja estafa (más antigua que el ZX Spectrum) del pibón ruso que te tira los tejos y, tras unas semanas de marear la perdiz, acaba pidiéndote que le envíes 500 euros para venir a visitarte, sacarse el visado, extirparle las meninges a su abuela o hacer que la Soyutz 8 aterrice en Alcafrán con ella dentro en bañador.

La cosa no tiene mayor interés salvo por lo que toca a la sorprendente credulidad de las muchas víctimas de esta estafa (tan extendida que cuentan incluso con varios foros en Internet en los que comparten experiencias y desilusiones).

Analizando un poco el asunto -que es carne de psicología social-, se me ocurre, así a botepronto, que el hecho de que, en pleno siglo XXI, un apicultor de Zamora o un ingeniero del SOIVRE de Barcelona crean a pies juntillas que una rusa de 1,77 y cuerpo de modelo se ha enamorado de ellos demuestra, en realidad, dos cosas:

a) Un candor inagotable, que sólo se explica por que el ardor genital generado por la tal Katya y sus correligionarias nubla el entendimiento, de forma que uno pasa de pensar de vez en cuando con el bajo vientre a poner directamente a los genitales al mando de todas las operaciones.

b) Que en el fondo estamos todos más "in the mood for love" (tomando prestado el título de la formidable película de Wong Kar-Wai) de lo que nos atrevemos a reconocer (usen el diccionario, que tampoco cuesta tanto y se me están echando a perder con tanta molicie).

Rastreando por Internet he encontrado un documento que juzgo ilustrativo y que reproduzco tal cual (únicamente he eliminado algunos -no todos- errores ortográficos ofensivos para la vista):

"Llevo escribiéndome hace un mes a diario con una chica Rusa llamada Katya. Inicialmente únicamente era por una amistad, pero a medida que pasaron los días, comenzaron a salir sentimientos. Me ha explicado su vida, me ha dado su dirección en Rusia, su trabajo, incluso me llama cada día por la tarde y hablamos de nuestras cosas.

Actualmente tiene planificadas vacaciones para este 2 de diciembre hasta el 20 del mismo mes. Me comenta que ha ido a Moscú, la única ciudad que existe consulado Español. Ella comenta que esta utilizando todos sus ahorros, pero por lo gastos de tramitación de visado, viaje y manutención en Moscú hasta recibir el visado, le ha supuesto mas de lo esperado. Ahora ella me pide colaboración, en torno a los 400€, ya que es el precio aproximado del billete.

Es evidente que tengo incertidumbres, ya que solo recibir esta noticia me informe en Internet; seguidamente le envié un correo con esta información escaneada...se quedo perpleja. Aun así ella me comento que era sincera conmigo, y que por 400€ no valía la pena estafarme, ya que tenia muchos sentimientos hacia mi, o sea, que le molesto que mal pensara. También me dijo que había mafias dedicadas a estas estafas, pero para importes muy superiores, y agradecería que no la incluyera a ella. Continuamente me manda fotografías, dulces comentarios y unas ganas imperiosas de conocernos.

A fecha de hoy esta en Moscú, y me ha pedido que via Western Union, le envié este dinero, pero no a su monbre, ya que su pasaporte, actualmente esta en la embajada, por lo que no se podría identificar correctamente para recoger el dinero. Los datos de la beneficiaria, dice que es su tía que vive cerca de Moscú. A ver quien me puede dar alguna opinión.

La verdad es que me he echo ilusiones, 32 días de relación diaria, con unos contenidos llenos de sensibilidad y ternura, fotografías continuas, llamadas a diario..... "

PD. La chica de la foto es, en efecto, Katya tal y como aparece en las fotos recibidas por sus victimarios. La misma Katia que hace "salir los sentimientos".

PD2. Hace unos años un compañero de Barcelona me hizo saber, lleno de ilusión y sin atisbo alguno de ironía, que había recibido una herencia de Nigeria de un pariente desconocido y que para cobrarla únicamente tenía que adelantar el pago de ciertos gastos de notaría y gestión (unos cuantos miles de euros). El pago debía hacerse a una cuenta titularidad de un tal "Mohamed Al Mazen".


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