He visto cosas que no se pueden explicar con palabras





Para entender por que los delirios del proceso independentista se están yendo río abajo por la alcantarilla sin remisión ni consuelo para sus afligidos partidarios no hay más que prestar atención a tres detalles:

1) Como las cuentas de la noche electoral no salieron como se esperaba y la tan cacareada victoria arrolladora de JxSi no se produjo, CIU y ERC, en lugar de asumir el fracaso, decidieron hacer como si no hubiera pasado nada. Para eso hizo falta, eso si, una pirueta consistente en arrimar su ascua a la sardina de las CUP, que son un movimiento antisistema que busca la proclamación -ahí es nada- de una república socialista mediante la destrucción del estado de derecho capitalista. En tan apacible compañía era de esperar que el viaje hacia la independencia sufriera algún que otro percance y así ha sido: por lo pronto los cuperos ya han decapitado a Artur Mas y ahora acaban de cargarse los presupuestos de este año. Es lo que tiene ser antisistema, que no se sigue ningún sistema. 

2) La falacia de la "calma social" en Cataluña se descompone poco a poco. En los pueblos de Cataluña (en particular en los más pequeños) no hay conflicto porque sólo hay una forma de pensamiento que se proyecta en el espacio público, el independentista. En cuanto unos aficionados de la selección española pretenden ejercer como tales en la calle el pacífico movimiento independentista la emprende a hostias con ellos. En la Universidad de LLeida hay unos cuantos desgarramantas acampados en las dependencias del rectorado cuyo objetivo es que una profesora (a la sazón Subdelegada de Gobierno) no pueda impartir clase por ser quién es. Todo muy democrático. Hay paz, si, pero la paz de los cementerios, la paz de un discurso político hegemónico que no se corresponde para nada con la realidad social, una paz erigida sobre el silencio de los catalanes no independentistas que se limitan a pagar sus impuestos y a callar para que no ser marcados como desafectos al régimen.

2) Cuando hablo de delirio no exagero nada. Las huestes independentistas estaban convencidas de que la independencia estaba ahí mismo ("a tocar", decía entre lágrimas Oriol Junqueres), pero la noche electoral resultó que, por esas paradojas de la vida, enfrente había unos cuantos millones de catalanes que no estaban de acuerdo con el plan. En ese delirio les acompañaban todo tipo de arribistas, advenedizos, cazarrecompensas, oportunistas y hasta malabaristas capaces de trenzar lo imposible, como los del famoso Institut Nova Historia, especialistas en catalanizar personajes y sucesos de la historia española. Los susodichos se atreven a afirmar -para que se hagan una idea del nivel- que la bandera de los Estados Unidos es, a simple vista, un calco evidente de la catalana y que aquella no se puede entender sin ésta. Vamos a citar literalmente a su prócer, el ínclito Jordi Bibeny:


"El que queda palès en observar a simple cop d'ull la bandera americana és que és un calc evident de la catalana. Queda palès que la bandera americana no es pot comprendre sense el patró català."





Lo que viene siendo un calco, si 

En estos años he visto cosas delirantes: una chica echando la bronca a su novio por celebrar un gol de Pujol con la selección española en una semifinal de campeonato mundial frente a Alemania, madres de familia que sustituyen la estrella de oriente por la estelada en el árbol de navidad, perros con disfraz a base de cuatribarrada y barretina, yihadistas manifestándose en favor de la independencia, gente que da conferencias amparadas por las instituciones catalanas en las que se sostiene sin rubor que Miguel de Cervantes, Erasmo de Rotterdam, Leonardo da Vinci y el Cid Campeador eran catalanes y movilizaciones callejeras con coreografías que tienen un aire con los fastos que organiza para su cumpleaños el ínclito dictadorzuelo de Corea del Norte. 

Siendo así, ¿de verdad era posible otro desenlace que no fuera el fracaso cuando una buena parte del electorado ha alcanzado un grado tan alucinante de alienación social y de distanciamiento de la realidad? Sólo espero que cuando resulte aún más evidente el fracaso del famoso "proceso" y toda esa energía malgastada en estupideces se pierda como lágrimas en la lluvia (que diría Roy Batty), la cosa no degenere en una frustración colectiva de consecuencias impredecibles. El tiempo dirá. 


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