La vida


Un día nos encontremos

en otro carnaval,

tendremos suerte si aprendemos

que  no hay ningún rincón

que no hay ningún atracadero

que pueda disolver en su escondite

lo que fuimos...



La vida non ye una luz perdurable, ye una chispa, un instante improbable y quebradizu que se abre paso a dentellades entre dos oscuridades infinites. Un paisanu que siega a gadañu cantando una tonada. El ruido del aire que susurra a través de les contraventanes de madera que ya non ajusten de puro vieyes. El tendejón llenu de riestres de cebolles. Les sábanes tendíes al sol con azulete. Una raitana con un merucu en picu. El eco de una rama de un manzano que cai con el primer vientu del otoño. Los gatos que espían a los gorriones a la sombra de la higuera. Los bidones de leche esperando na cuneta de la carretera. Una lata de aceite cortada con alicates en la que crecen dos geranios. La calle mojada que brilla como una hoja de acero. La escuela abandonada onde duerme la curuxa. Un ñeru pega no alto un ocalito. Una radio encendia na cuadra. El olorín de la pota del cocido a les doce la mañana. La misteriosa escalera de la tenada. El tren que silba a lo lejos. El mi hermanu cazando cigoreyes un domingo por la mañana. La hora silenciosa de la siesta. Unos tomates madurando encima una banqueta. Les voces de los paisanos nel chigre. Y tus abrazos, un mar en calma, un refugio a cubierto de la intemperie, una explosión de ternura, amor y tantas cosas hermosas que valen tanto y que no tienen precio y un día, de pronto y para siempre, un inmenso abismo sin orillas, montones de recuerdos que hoy parecen un poco más tristes y un poco más lejos y un plomizo día de lluvia del que mi corazón nunca alcanzará a guarecerse por muchas mañanas de sol que estén por venir.




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