Las canciones del año 2017

Siguiendo una tradición implantada en este blog hace ya algunos años, aprovechando que el 2017 esta al filo de despeñarse desde lo alto del calendario, voy a proceder a elegir mis canciones favoritas del año que se acaba.

Las reglas del concurso, amén de arbitrarias, son bastante sencillas:

a) No tienen que ser necesariamente canciones de este año. Basta con que yo haya reparado en ellas por alguna razón a lo largo de 2017, aunque sean más antiguas que la tana. 

b) Puede pertenecer a cualquier género musical, salvo a la música clásica, que, con contadas excepciones, me aburre y me deprime a partes iguales.

Vamos allá con los galardonados:

1) Hay canciones que por alguna razón te atraviesan el alma como un cuchillo sin filo y que, aunque hablen de las calles de una ciudad, Montevideo, que no conociste y que muy probablemente, no llegarás a conocer, en realidad hablan de ti, de tu soledad, de las lágrimas que llevas guardadas en los bolsillos del pantalón y de la verdad inconmensurable de que no hay ningún lugar, ningún atracadero, que pueda disolver en su escondite lo que fuiste.


Perotá Chingó, El tiempo está después (2013), una canción de Jorge Drexler.

2) A veces alguien resume la vida mejor de lo que tu mismo podrías llegar a hacerlo en apenas cuatro minutos y cincuenta segundos. Porque todos tenemos un alma en almoneda, un tren con retraso, un escondite y porque, como ninguno de nosotros sabía que la primavera duraba un segundo, todos quisimos escribir la canción más hermosa del mundo.


Joaquín Sabina, La canción más hermosa del mundo (2002)

3) Como dijo el detective Rust Cohle el tiempo es el artefacto que la vida utiliza para hacer crecer las cosas a las que un día matará. Esta canción cuenta la historia al revés: sin el tiempo y su derivada -la certeza de que cuando nuestro tiempo se acabe nuestra vida también lo hará- todo sería vano y sin sentido, eterno y horrible, como un camino que no lleva a ninguna parte.


Jason Isbell, If we were vampires (2017)

4) Hay cosas que, a fuer de imposibles, ni siquera parecen de este mundo. Roxana Suárez y Sebastián Achaval han de ser por fuerza extraterrestres, del mismo planeta, por cierto, que ese marciano llamado Leo Messi. Una cosa más. Si, por desventura, alguno de ustedes no se emociona viéndoles no es menester que malgaste su plata acudiendo al psicólogo, al endocrino o al veterinario: se trata sólo de que es usted una persona mal hecha. Y eso, queridos amigo, no tiene remedio. 



Sebastián Achaval y Roxana Suárez, No hay tierra como la mía (2013)

5) Desfado es mi canción y lo será hasta el día en que me muera: así es como suena exactamente mi cabeza por dentro cuando estoy contento. Na incerteza que nada mais certo existe, além da grande certeza de no estar certo de nada. 


Ana Moura, Desfado (2012)

6) Esta canción es melancólica, alegre e imprescindible, una especie de celebración de la vida, del tiempo que pasa, de los momentos felices y de todo aquello que hace que vivir tenga, a pesar de todo, sentido


Sezen Akasu, Kutlama (2008)

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