Apuntes desordenados





ÚLTIMA HORA


La crisis no sólo está generado nuevas oportunidades laborales tales como rechupar cabezas de gambas o robar cobre de las vías de tren. Por lo que me cuenta mi hermano, que planta patatas y hortalizas para venderlas en su frutería en Gijón, la crisis también está cambiando, de forma bastante sorprendente, el perfil ideológico de los ciudadanos.


Se ve que los asturianos cada vez se hacen más partidarios de socializar, ya no sólo los medios de producción, sino, lo que es toda una novedad, los propios productos de los procesos productivos y, en particular, el material hortofrutícola. Sobretodo, por lo que parece, el material hortofrutícola del prójimo.


El fenómeno parece general, porque los pageses de Lleida se quejan de lo mismo y de que Felip Puig (con esa curiosa mirada que es un poco de cachorro de ocelote y un poco de boxeador sonado) no les hace ni caso, seguramente porque tiene toda su atención puesta en vigilar a los indignados y/o perroflautas antisistema.


NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO


Si la religión, el fascismo y el nacionalismo son la causa de las mayores catástrofes humanas, cualquier sistema educativo debería tener como objetivo primordial prevenir los síntomas de estas peligrosas enfermedades sociales.

Sin embargo, todos los pedagogos autonómicos llevan décadas embobados con cosas mucho más trascendentales, como los listados de accidentes geográficos provinciales o los sucesivos cambios de residencia de los poetas locales de más renombre. 


Y así nos luce el pelo.


POLÍTICA Y BRONCEADO

Sólo hay dos actividades en las  que resulta admisible socialmente que un tío bien bronceado y adornado con sus mejores galas se presente en público y, en medio del aplauso febril y exaltado de sus partidarios, saque pecho, se pavonee de sus logros y exalte sin modestia alguna sus presuntas cualidades, al tiempo que ignora, minusvalora o denigra, con abundante hipocresía y muy poca vergüenza, la valía de sus adversarios.

Esas dos actividades son la política y la lucha libre americana. De las dos la lucha libre es, sin duda, la menos peligrosa con diferencia. 


Y la menos hipócrita.


LIBERALISMO A TOQUE DE CORNETA

Por razones que ignoro gran parte de mis conciudadanos parecen convencidos de que Esperanza Aguirre es liberal (liberal!!!!). 

La misma Esperanza Aguirre que en 2009 protagonizó un bochornoso espectáculo de magreo político sobre las cajas de ahorros al intentar sustituir a Miguel Blesa, a la sazón presidente de Caja Madrid, por su número dos, Ignacio González. En el fragor de la batalla, Aguirre llegó a decir aquello tan poético de "le hemos dado un puesto más a Izquierda Unida y se lo hemos quitado al hijo de puta" en referencia a su estimado compañero de partido y ahora ministro Alberto Ruiz Gallardón.

Al final la presidencia de Rodrigo Rato (personaje sin vinculación política alguna, como es bien sabido) fue vendida por el PP como un ejemplo de la despolitización de las cajas (en una nueva demostración de que nadie pisa el acelerador de la hipocresía y la mentira tan a fondo y con tanto descaro como los expertos pilotos del PP).

Si estos son nuestros liberales no quiero saber cómo deben ser nuestros estalinistas.


LA ADMINISTRACIÓN DE LA GENERALITAT


La Administración de la Generalitat es como los bollos preñaos de mi tierra: una cosa por fuera y otra bien distinta por dentro (chorizo). Casi todos sus puestos son ocupados por funcionarios en comisión de servicios cuya única esperanza es medrar al calorcito de CIU y sobrevivir a la plaga de interinos del grupo A1 que se creen los amos del cotarro (y muchas veces lo son).


Eso sí, después de un laborioso proceso de abducción y lavado mental, esos funcionarios y esos interinos, con una mezcla de candor y estupidez en proporciones diversas, han interiorizado el mensaje de que es el Estado (el pérfido Estado) el causante de todos sus males. Millet no. Los políticos catalanes que arruinaron un puñado de Cajas tampoco. Los partidos políticos que se financian cobrando comisiones en los contratos públicos (como dijo Maragall, con esa lucidez suicida que solo exhiben los niños y los locos) menos todavía.


Ya lo decía mi difunto padre: hay que ver cómo mejora la película cuando el malo es un malo de los de verdad. 

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