Melody Gardot
A los 19 años Melody Gardot pedaleaba por las calles de Filadelfia cuando un todoterreno (ya saben, esos coches diseñados para reforzar el ego de hombres dotados de miembros viriles casi imperceptibles para el ojo humano) se saltó un semáforo en rojo, la arrolló, le reventó la pelvis y le produjo múltiples traumatismos, algunos de ellos cerebrales.
Tardó meses en hablar de nuevo –su cerebro funcionaba, pero las palabras no conseguían escapar de su boca- y bastante más tiempo todavía en volver a caminar. Un neurólogo la animó a utilizar la música como terapia, así que canturreaba acostada en la cama y acabó grabando un disco allí mismo, más que nada porque le fallaba la memoria a corto plazo: era incapaz de recordar qué había hecho un rato antes.
Hoy todavía es hipersensible al sonido y la luz –de ahí sus gafas oscuras- y camina con un bastón. Uno de los doctores que la cuidaron comentó que no es posible separar su música del daño que sufrió. Al escuchar esa frase ella se queda un rato en silencio y replica: “¿Ray Charles era ciego, Ray Charles era músico o Ray Charles era un músico ciego? Creo que una puerta conduce a otra puerta. Estoy dónde estoy porque vengo de dónde vengo. Así que lo acepto de la mejor manera."
Es una estrella mundial del Jazz (o lo que sea) y canta como
deberían hacerlo los ángeles si no estuviera seguro de que es imposible que ellos tengan la mitad del talento que ella derrocha en cada canción.
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