Gentuza



Por lo que parece el principe heredero de Arabia Saudí ha descuartizado vivo a un periodista, Yamal Kashoggi, que se había convertido en un disidente político. Naturalmente, no ha necesitado hacerlo en persona, porque cuando uno cuenta con suficientes billetes en la chilaba nunca falta gente dispuesta a descuartizar por cuenta ajena a tiempo completo. Por si fuera poco el tal Bin Salman es amiguete de Trump y de su yerno, con lo que es muy probable que la versión oficial del twitter de la Casa Blanca acabe siendo que el periodista se descuartizó a si mismo por orden de Hillary Clinton. En paralelo, los asesores del príncipe están retorciendo la cuerda para que se acabe comiendo el muerto (en este caso literalmente) un general de la inteligencia saudí, con lo que, al final, entre el chivo expiatorio, los amigos indeseables de allende los mares y la capa de inmunidad que ofrecen los petrodólares no hay que descartar que se opere el milagro y el tal Bin Salmán salga libre polvo y paja de este sórdido entuerto. 

En otro orden de cosas, se ha sabido que Pablo Iglesias tiene escolta personal y guardia policial día y noche en su casoplón de las afueras de Madrid. La cosa no tendría nada de particular si no fuera porque en el pasado -que en el caso de Iglesias es anteayer- el líder de Podemos decía que la policía sólo servía para proteger a los ricos y además, con ocasión de un incidente en el que un grupo de "antisistemas" le propinó una paliza a un policía, no tuvo empacho en decir que reconocía que ver las imágenes "le había emocionado". Se me ocurren muchas cosas que decir al respecto, la mayor parte de ellas constitutivas de delito de injurias, así que sólo te diré una: si mi abuela María de las Nieves, que a sus más de noventa años medía 1,50 y pesaba 40 kilos estuviera viva estoy seguro de que no tendría ninguna dificultad en otorgarte a modo de condecoración una bofetada en tu sonrosada jeta de vividor y tunante, porque hasta en sus últimas noches en el hospital, justo antes de morir, sedada y con una pierna amputada, tenía una dignidad y un carácter con el que tu no puedes ni soñar, tanto que tengo que hacer un auténtico acto de fe para aceptar que tú -y por extensión toda tu corte de lacayos- pertenecéis a la misma especie que mi abuela, pequeño hipócrita. 





PD. Se conoce por antisistema a un conjunto de individuos adictos al fracaso escolar y a las sustancias recreativas inhaladas y/o por vía endovenosa, con severas limitaciones en lo que atañe a actividades básicas como la lectura, la escritura, sorberse los mocos, subirse la bragueta y lavarse las manos después de mear, cuyo principal síntoma clínico es una notable propensión a la molicie y una completa ausencia de vocación laboral, síntoma este que en muchos casos se manifiesta hasta bien entrados los cuarenta años y que, dolidos por los agravios e injusticias que la vida -a pesar de sus indudables méritos- les prodiga, han llegado a la conclusión de que zurrar a policías, romper escaparates y quemar neumáticos les permitirá gozar de la repercusión mediática que tanto ansían y, con un poco de suerte, de una renta de inserción u otro artefacto prestacional de esos que nuestra benevolente sociedad dispensa con bobalicona prodigalidad para recompensar la conducta de aquellos que, sin ser necesariamente retrasados, se obstinan en comportarse como tales.


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