Tina



Uno de los mejores conciertos de mi vida fue el de la gira Foreign Affair Farewell Tour de Tina Turner en el viejo estadio de El Molinón en el año 1990. En aquella época y en los años siguientes Gijón se convirtió gracias al talento del gobierno municipal en una de los dos o tres ciudades en España en las que los grandes grupos y solistas internacionales solían hacer una parada durante sus giras mundiales.

En esa ocasión, por ejemplo, Tina actuó en las Ventas de Madrid (el 4 de julio), en la Monumental de Barcelona (el 6 de julio) y, dos días más tarde, en Gijón. A lo largo de los años siguientes aterrizaron en Gijón (nunca mejor dicho) genios como Bruce Springsteen, los Dire Straits, Sting, David Bowie, Bon Jovi, Prince, y los Rolling Stones, que en 1995 vendieron todo el papel para el que fue, nada más y nada menos, que el único concierto en España de su Vodoo Lounge Tour.

Recuerdo que fue un concierto extraordinario. Yo siempre había sido muy fan de Tina Turner, pero después de aquella noche lo fui aún más. Había algo en aquel despliegue de energía salvaje que me resultaba imposible de resistir, como si todo lo que me gustaba del mundo (el carácter, la pasión y una forma básica de honestidad un poco brutal) se hubiera reencarnado en aquella mujer, hermosa como un acantilado que desafía con una sonrisa de desdén los frenéticos embates de esa tormenta que es la vida.

El que suscribe tenía entonces 20 años, lo que significa que han pasado más de 28 (!!!) desde aquella noche de verano. En el camino he cambiado varias veces de ciudad, de paisaje y de trabajo, me he equivocado y he disfrutado tanto como puede hacerlo cualquiera que esté dispuesto a ponerse en peligro, he aprendido que todos los héroes, sin excepción, son personajes de ficción y que las mejores personas son las que son capaces de preservar en la edad adulta algo del niño que fueron. Y sin embargo en todo ese tiempo nunca he dejado de emocionarme al escuchar The best, I dont wanna a lose you y un puñado de canciones que tararearé siempre, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. 

Pero eso, la muerte, todavía puede esperar. Además intuyo que hasta la mismísima muerte se lo pensará dos veces antes de atreverse con Tina Turner. Yo, en su lugar, me andaría con cuidado.




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