Otoño



Se acerca el otoño y el frío y la oscuridad están escritos en la corteza de los árboles. Todo muda, se quiebra y busca refugio. Los días se acortan y, lentamente, las luces de la ciudad ocupan el lugar del sol. Las hojas de los álamos se han escapado con las golondrinas, flotando con los ojos cerrados sobre valles y desiertos. 

La tarde se desvanece pronto en un cielo azul malva que parece la mortaja de un sol cansado. El viento atraviesa la armadura de mi ropa como un tigre que camina rasgando hojas de papel. En los próximos días utilizará esos pedazos de papel para construir un nido alrededor de mi espinazo y se quedará ahí hasta la primavera, aguardando el deshielo.

Miles de soldados de terracota se dirigen hacia el trabajo. Un conductor de autobús escolar se ha parado en el semáforo. Tengo la sensación de que le gustaría estar lejos, muy lejos, a miles de kilómetros de aquí, pero, hasta donde yo sé, no existe nada parecido a una migración otoñal de conductores de autobús. Me cruzo con una chica y juraría que he salido con ella en una vida anterior. Me pregunto si la cosa acabó bien o si duró lo suficiente. Quién sabe. 

Debajo del agua, en el reflejo del pez, hay nubes muy altas. Soy el capitán de un barco varado tras los cristales de un edificio de apartamentos. He aprendido a leer las cartas de navegación pero, a cambio, he olvidado todo lo importante: cómo era sentarse en los brazos de mi padre, las voces de mis compañeros de clase de tercero, de qué color era mi estuche preferido y el nombre de la chica que una vez me beso por sorpresa en el recreo. 

La luna asoma su ojo de almidón por encima de los muros de adobe y la niebla suaviza los márgenes de la tierra. En todas las cosas, incluso en este aire de labios agrietados, hay una obstinada determinación, una voluntad oscura de persistir en su propio ser más allá del invierno. Ojalá yo estuviera hecho de esa manera, ojalá tuviera los dedos más grandes, ojalá pudiera esconder el vacío apretando los puños.

Un perro ladra a lo lejos y el aire frío arrastra ese sonido hasta los confines de la tierra. 


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