Aquí y ahora



Hay un proverbio africano que dice que la huella de las personas que un día caminaron juntas nunca se borran. No sé si esos individuos que andan por ahí vertiendo quintales de odio sobre sus ex mujeres acodados en la barra de un bar estarán muy de acuerdo, pero en cierto sentido ese mismo odio bien podría ser una prueba de que la frase es cierta, porque cuando alguien odia a alguien, a fuerza de pensar en la otra persona, corre el riesgo de acabar atrapado en el pasado y convertido en su esclavo.

Con el paso del tiempo me he dado cuenta que recuerdo bastante menos los pormenores de los acontecimientos de mi vida que las emociones que esos acontecimientos me produjeron, porque esas emociones son lo más parecido a una revelación que llegaremos a experimentar en el curso de nuestra vida. En esas emociones adivino la respuesta a una pregunta que permanece siempre escondida entre la niebla y que la mayor parte del tiempo ni siquiera llegamos a intuir. 

Sean felices en este año que empieza y, en la medida de lo posible, traten de aceptarse tal y como son, con sus virtudes y sus defectos. Aceptarnos y tener una visión realista de nuestro deambular por el mundo no nos absuelve de ninguno de nuestros múltiples pecados y tampoco remedia el mal que podamos haber causado o el que llegaremos a causar, porque mucho me temo que está en nuestra naturaleza persistir en nuestro ser hasta el final de nuestros días, pero se trata, acaso, de la única forma de evitar que llegue a echar raíces dentro de nosotros la planta de la amargura, esa que todo lo asfixia, lo corroe y lo envilece.

Puede que al final la felicidad consista en eso, en aprender a convivir con el frío que se cuela a través de las rendijas de nuestra vida. En reconocer y aceptar nuestras cicatrices, flaquezas, grietas y fracturas. Y en apreciar el sabor genuino de los buenos momentos sin caer en la tentación del escapismo: dejar de sentir que deberíamos estar en otro lado, con otra persona, haciendo otra cosa o siendo alguien que no somos y que, con toda seguridad, nunca seremos.

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