Esta noche te voy a buscar


A cierta edad amar es una droga que carece de contraindicaciones: siempre es viernes por la noche, transitas por carreteras secundarias adornadas aquí y allá con luces de neón y todo resulta fatalmente sencillo, porque cada línea que escribes, cada palabra que pronuncias, cada latido de tu corazón y cada canción que se escucha en la radio te habla de ella y fuera de ese amor obstinado no existe nada más que un futuro tan lejano e incierto como la línea del horizonte al atardecer; así que miras el reloj, respiras hondo, subes el volumen, aprietas suavemente el acelerador, te asomas a la siguiente curva y procuras trazarla un poco más rápido que la última vez para volver a sentir ese vértigo que tanto se parece a eso que sientes cuando eres joven, estas enamorado, tu piel todavía no tiene heridas que cicatrizar y la vida que se despliega frente a ti con las manos abiertas te promete que cada instante de los muchos que vendrán estará repleto de prodigios.

¿Sabes de lo que hablo, verdad?


Escribir es ir hacia la herida para curarla con veneno.

(Natalia Litvinova)


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